El grupo criminal colombiano «Clan del golfo» anunció hoy el fin del paro armado que realizó en varias comunidades del país en represalia por la extradición a Estados Unidos de su máximo líder, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, y que dejó al menos seis muertos, carreteras bloqueadas, centenares de vehículos incendiados y miles de personas confinadas.
«Invitamos a nuestra base social y a la ciudadanía general a continuar a partir de las 2:00 de la noche sus actividades cotidianas», destacó un mensaje del grupo también denominado «Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC)».
«En cuanto a los acontecimientos que se presentaron con nuestra población, condolencias para las personas que perdieron sus medios de transporte en el paro armado. Era necesario para que acataran directrices del Estado Mayor de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y demostrarle al Gobierno sordo la capacidad política y militar», se leyó en la carta.
Seis muertos, carreteras bloqueadas, centenares de vehículos incendiados y miles de personas confinadas es el saldo del «paro armado», informaron las autoridades.
«A la fecha se han reportado tres homicidios de particulares en el marco de la coyuntura», precisó el Ministerio de Defensa en un comunicado difundido a través de la red social Twitter, en el que detalló que también fallecieron un policía y dos militares entre 4 y el 9 de mayo.
Según el informe del ministerio, citado por la agencia rusa de noticias Sputnik, al menos 184 vehículos fueron incendiados en cuatro departamentos del norte del país, cuatro carreteras fueron bloqueadas y ocho terminales de autobuses se vieron afectadas por acciones del grupo criminal.
Medios locales reportaron que unas 74 comunidades con miles de habitantes sufrieron la falta de movilidad, debido al temor de sus pobladores a ser víctimas de los integrantes del grupo, conocido también como «Autodefensas Gaitanistas de Colombia».
El Ministerio detalló asimismo que interceptaron a «204 integrantes del Clan del Golfo entre capturados, neutralizados y sometidos».
Por otro lado, el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) denunció ayer que el hecho dejó 127 acciones violentas en varios departamentos del país.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por su sigla en inglés) denunció las amenazas y bloqueos que enfrentan los habitantes de varias regiones del país sudamericano.
«El Equipo Humanitario País en Colombia (EHP) rechaza la violencia armada que se desarrolla en gran parte del país y particularmente en Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar, Norte de Santander y Chocó», apuntó la entidad en Twitter.
«Otoniel», preso en Estados Unidos
El Ministerio de Transportes anunció el viernes la activación de la alerta antiterrorista en varias localidades del noroeste del país tras la extradición de Otoniel, considerado durante años como el principal jefe de la droga en Colombia y detenido en octubre de 2021 en la operación Osiris.
Desde entonces intentó por todos los medios evitar su extradición a Estados Unidos, país al que llegó el jueves y donde se declaró no culpable de todos los cargos por narcotráfico que pesan sobre él.
«Otoniel», considerado como el jefe del Clan del Golfo, un poderoso cartel de drogas que controla las rutas de cocaína hacia México y Estados Unidos, está detenido en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn en la ciudad de Nueva York.
Úsuga enfrenta cargos imputados en el Distrito Este de Nueva York, específicamente «de ser el líder de una empresa criminal continuada, y de participar en una conspiración internacional en la fabricación y distribución de cocaína dado su posición como jefe de una organización narcotraficante paramilitar y multibillonaria conocida como el Clan del Golfo», informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
«Otoniel» fue capturado por las autoridades colombianas en octubre en una zona rural de la región noroccidental de Urabá, en la provincia de Antioquia, una hazaña que el presidente de Colombia, Iván Duque, celebró como «el mayor arresto de un narcotraficante por parte de la policía desde los días de Pablo Escobar».
Al momento de su arresto, en el marco de la operación Osiris, el líder del cártel enfrentaba al menos 122 cargos por narcotráfico, asociación criminal, homicidio y lavado de dinero, según la Fiscalía General de Colombia.
Su extradición fue aprobada por decreto presidencial luego de que el Consejo de Estado de Colombia denegara una apelación realizada por varias víctimas de los presuntos delitos de Úsuga, quienes deseaban verlo juzgado en un tribunal colombiano.
El Cártel del Clan del Golfo
Tiene el control de casi la mitad de la droga que sale de Colombia y son considerados, según la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), como la organización criminal más poderosa del país.
El Departamento de Estado de Estados Unidos describió a la organización como «fuertemente armado y extremadamente violento».
Por su parte, el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, sostuvo que este grupo «sacaba un alto número de toneladas de cocaína hacia mercados de Europa y Estados Unidos».
«Se convirtió en articulador del negocio de microtráfico en ciudades del noroccidente del país pero también buscaba su expansión hacia regiones como los llanos orientales, en el oriente de Colombia», agregó.
El Cártel del Clan del Golfo está compuesto por ex miembros de organizaciones terroristas, según el Departamento de Estado, y utiliza la violencia y la intimidación para controlar las rutas de tráfico de estupefacientes, laboratorios de procesamiento de cocaína, puntos de salida de lanchas rápidas y pistas de aterrizaje clandestinas.
La intrincada estructura del Cártel extendió sus dominios a gran parte de Colombia, valiéndose, entre otras cosas, de mecanismos de extorsión y los millonarios ingresos que le reportan las actividades ilegales que concentran, como la minería y el tráfico de narcóticos.
Para mayo de 2017, el Ministerio de la Defensa de Colombia calculaba que 1.800 miembros integraban sus filas, menos de la mitad de los 4.000 que llegaron a albergar en 2009, cuando tuvieron su mayor auge.
El Clan del Golfo funciona en red, compuesta por unidades con territorios y funciones bien definidos y con líderes que pueden ser fácilmente sustituidos, según PARES.
Lo integran estructuras paramilitares, organizaciones criminales y los llamados «socios» que trabajan junto a la «mesa directiva» de la organización.
Su principal fuente de financiamiento proviene del narcotráfico, donde trabajan conjuntamente con el Cártel de Sinaloa y su rival, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Adicionalmente reciben millonarios ingresos de la minería ilegal y de la práctica de extorsiones.
En octubre de 2018, el entonces fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, incluyó al Clan del Golfo en la lista de las principales organizaciones criminales transnacionales que representan una amenaza para Estados Unidos. Junto a él, sus dos socios: los carteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, así como el MS-13 y el Hezbollah del Líbano.
Con «Otoniel» preso en Estados Unidos, Wilver Giraldo, alias «Sipoas», y Jesús Ávila Villadiego, alias «Chiquito Malo», asumieron el liderazgo del grupo criminal, según las autoridades colombianas.